Una miríada de factores y un desenlace funesto: la mortalidad por Covid-19 en México

 

 

Resumen

Este estudio analiza los patrones de la mortalidad debida a Covid-19 por edad, sexo y entidad federativa en México, así como las desigualdades socioeconómicas, y advierte sobre algunos de los factores potencialmente asociados a la dinámica mostrada por esta pandemia y el apremio por dar cumplimiento a los derechos sociales.

El surgimiento, en diciembre de 2019, de la enfermedad Covid-19 ha renovado las discusiones de los impactos demográficos, socioeconómicos y culturales de las patologías en las sociedades y su cotidianeidad. Al tratarse de un padecimiento nuevo para la especie humana, todos quienes residen o visitan las zonas en las que éste se registra están en posibilidad de contagiarse; por ende, la repercusión poblacional de su eclosión podría superar la experiencia asociada al vih/sida que la Organización Mundial de la Salud estima ha resultado, desde su inicio hasta la actualidad, en 33 millones de defunciones. Entre otros, tres elementos distinguen a la infección por sars-cov-2 de la anterior  pandemia –la, influenza a(h1n1), registrada en este siglo—: i) el periodo de incubación, es decir el tiempo entre la exposición al virus y el inicio de los síntomas, es de cinco días en promedio, pero puede prolongarse hasta 14 días; ii) una proporción de la población contagiada no desarrollará síntomas, y aunque el riesgo de que transmitan la infección es bajo,  no es nulo; y iii) a octubre de 2020, no existe un tratamiento específico. Frente a este panorama, las acciones orientadas a interrumpir el contagio constituyen la vía para ralentizar la velocidad de expansión de la pandemia y, eventualmente, controlarla en espera de una vacuna o una terapia concreta.

La disminución del riesgo de autoinoculación mediante algunas medidas, tales como el lavado frecuente de manos, evitar multitudes, el uso apropiado de cubrebocas eficientes, el distanciamiento físico entre personas no convivientes, reducir el tamaño de los grupos que conviven, el autoaislamiento de las personas sospechosas de haberse contagiado, o infectadas que presentan síntomas leves son señaladas para reducir el dinamismo de propagación del sars-cov-2. Estos elementos, junto con el acceso a los servicios de salud y su equipamiento adecuado para atender las manifestaciones severas y complicaciones de la enfermedad, forman parte de los factores que de manera central definirán la trayectoria de la pandemia y, con ello, su impacto en el país.

El objetivo de este texto es distinguir las principales características de la mortalidad debida a Covid-19 en México. La información utilizada proviene de los datos de la Dirección General de Epidemiología (dge, 2020) y las proyecciones poblacionales del Consejo Nacional de Población (Conapo, 2018). Dado que la pandemia continúa en proceso, el periodo de análisis fue delimitado a marzo-julio de 2020.

El contraste con la experiencia reportada para otras naciones posibilita valorar la severidad de la pandemia por Covid-19 en México. El cuadro 1 muestra, para nuestro país y otros 40, las tasas de mortalidad secundarias al efecto del sars-cov-2 hasta julio del 2020, mostrando la amplia variación de la intensidad de la mortalidad por esta causa registrada entre áreas en el planeta. México, con una tasa de defunciones debidas a Covid-19 de 35.2 por cada 100 mil habitantes, no está entre las naciones con las más altas tasas de mortalidad (Bélgica tiene 85.0; Reino Unido, 67.8; y España, 60.9) pero ha alcanzado un nivel mayor que el reportado para países de la región como Ecuador (32.1), Panamá (31.9) o Colombia (18.6) y lejano del identificado para Costa Rica (2.6) o Uruguay (1.0).

Cuadro 1. Tasa de mortalidad por Covid-19 (defunciones por 100 mil habitantes) para México y otros países, marzo a julio de 2020

Fuente: estimaciones propias con base en información sobre mortalidad debida a Covid-19 compilada por la Organización Mundial de la Salud y World Population Prospects 2019, División de Población de Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales.

El examen de la edad mediana al fallecimiento por Covid-19 para el periodo estudiado muestra que en México esta patología está ocurriendo tempranamente. La información contenida en el cuadro 2 indica que las edades medianas y el rango intercuartil (ric) al fallecimiento para hombres y mujeres son 62 (ric = 51-71) y 64 años (ric = 54-73), respectivamente. En contraste con lo que estos datos denotan para México, la información para Estados Unidos indica una edad mediana al deceso de 71 años (ric = 59-81) para la población de origen hispano, de 81 años (ric = 71-88) para la población blanca (Wortham et al., 2020), y una situación aún más contrastante respecto a Europa, puesto que el examen de los fallecimientos hospitalarios debidos a Covid-19 correspondientes a 23 países de dicha región identifica 82 años (ric = 75-88) como la edad mediana a la muerte (ecdc, 2020). Las implicaciones negativas advertidas por esta comparación para nuestro país se ven profundizadas al considerar la información a nivel estatal.

Quintana Roo y Tamaulipas son los estados que en México registran las edades medianas más bajas al fallecimiento por la infección sars-cov-2, con 58 (ric = 49-70) y 61 años (ric = 49-71) para hombres y mujeres, respectivamente, lo que representa una mortalidad que ocurre al menos 20 años antes que la experiencia reportada para la población blanca estadounidense. En el extremo opuesto, Nayarit es la entidad federativa que muestra las edades medianas más tardías a la muerte por Covid-19, con 68 años (ric = 59-77) para los hombres y 72 años (ric = 60-80) para las mujeres, lo que representa 14 y 10 años menos, respectivamente, que la cifra reportada para los 23 países europeos.

Cuadro 2. Edades mediana e intercuartilares de las defunciones debidas a Covid-19 por sexo, según entidad federativa, México, marzo a julio de 2020

Fuente: estimaciones propias con base en información sobre mortalidad debida a Covid-19 de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaria de Salud.

Los datos presentados en el cuadro 2 patentizan la heterogeneidad de los diferenciales por sexo para la edad mediana al fallecimiento entre las entidades federativas, pues mientras en cinco de ellas este indicador se ubica un año de edad antes para las mujeres (Colima, Chiapas, Durango, Michoacán, Zacatecas) en Aguascalientes y Chihuahua es 6 y 5 años mayor, respectivamente.

El cuadro 3 muestra las tasas de mortalidad específicas por grupo de edad y sexo para el país y las entidades federativas, así como la estimación del diferencial de intensidad de la mortalidad masculina respecto de la femenina. La categorización de grupos etarios desplegada recupera que la Covid-19 es una enfermedad cuyo mayor efecto en la mortalidad se registra en las edades adultas. Estos datos muestran tres aspectos relevantes derivados del análisis de la mortalidad debida a esta pandemia. En México: i) la enfermedad afecta de manera predominante a la población de 50 años o más; ii) provoca una mortalidad mayor en los hombres al compararse con las mujeres en todos los grupos de edad examinados, lo que en muchos de los casos representa una sobremortalidad masculina de más del doble; iii) la información a nivel estatal refleja la gran heterogeneidad de experiencias de la población frente a esta patología. En todo el país, por ejemplo, la tasa de mortalidad masculina para el grupo de 50 a 64 años es de 179.5 defunciones por 100 mil habitantes, mientras que para las mujeres es de 85.1. En cinco entidades federativas (Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Estado de México y Morelos) la mortalidad masculina duplica, para todas las edades, la estimada para las mujeres; sólo en Aguascalientes, para el grupo de 75 años o más, la mortalidad femenina es superior a la masculina.

Cuadro 3. Tasas de mortalidad por Covid-19 (defunciones por 100 mil habitantes), total y por sexo según entidad federativa y razón de tasas de mortalidad masculina/femenina, México, marzo a julio de 2020

* El número de defunciones reportadas para este grupo de edad en la entidad federativa es menor de 30.
Fuente: estimaciones propias con base en información sobre mortalidad debida a Covid-19 de la Dirección General de Epidemiología, Secretaría de Salud, y datos poblacionales del Consejo Nacional de Población.

Los datos sobre mortalidad por Covid-19 en México exhiben las desigualdades socioeconómicas en el país y su magnitud. La contención de esta pandemia demanda la existencia de un conjunto de condiciones asequibles en el país de manera dispar. La más evidente es, precisamente, la disponibilidad de servicios de salud. Aunque buscando atender esta pandemia el gobierno implementó mecanismos para utilizar la infraestructura hospitalaria con este propósito exclusivamente, en 2018 el 16.2% de la población nacional declaró carecer de acceso a servicios de salud, una cifra que aumenta al revisar los datos estatales, hasta alcanzar alrededor de 20% en la Ciudad de México y los estados de Michoacán y Puebla (Coneval, 2020). El aislamiento domiciliar de una persona contagiada es implausible para muchas familias, puesto que  11.1% de la población del país reside en viviendas con carencias de calidad y espacios, cifra que aumenta a más de 25% en Oaxaca y Guerrero; asimismo, las viviendas de 19.8% de los mexicanos adolecen de los servicios básicos, incluyendo los relativos a disponibilidad de agua, situación que afecta a más de 50% de los habitantes de Chiapas, Guerrero y Oaxaca; mientras, en el lado opuesto del espectro, como expresión de la distancia entre circunstancias de vida que prevalecen en México, en Nuevo León las carencias de calidad y de servicios básicos en la vivienda son 3.1 y 2.4%, respectivamente (Coneval, 2020).

La presencia de comorbilidades como la diabetes y la hipertensión, y factores de riesgo como la obesidad, han sido señalados como coadyuvantes capaces de incrementar la factibilidad de desarrollar complicaciones ante el contagio por sars-cov-2, aumentando con ello la posibilidad de fallecer por Covid-19. Desde hace 20 años se ha advertido en el país sobre el patrón de mortalidad a edades adultas registrada para la diabetes, al igual que el papel que ha desempeñado como freno al mejoramiento de la esperanza de vida al nacimiento (Cárdenas, 1999; Cárdenas 2002). Al margen de la argumentación en torno a los mecanismos genéticos que pueden subyacer tanto a la intensidad como a la ocurrencia de esta patología en etapas intermedias de la vida, una dieta con altos contenidos de carbohidratos es resultado, también, de la precariedad del ingreso –en 2018, 48.8% de la población nacional se ubicaba por debajo de la línea de pobreza por ingresos (Coneval, 2020)– y el costo diferencial que representa una dieta con contenidos nutricionales adecuados.

La pandemia de Covid-19 es una catástrofe demográfica con implicaciones adversas en términos sociales y económicos. Al 28 de octubre de 2020, México había acumulado 89,171 defunciones debidas a Covid-19 (oms, 2020) lo que representa 12.3% del total de fallecimientos registrados en 2018 en todo el país (722,611 defunciones). La magnitud de esta tragedia obliga a diseñar respuestas integrales de política pública que reviertan sus consecuencias, reduzcan las inequidades socioeconómicas y promuevan la satisfacción de los derechos comprometidos por el Estado mexicano. Lograr un país menos desigual no es únicamente lo correcto desde el punto de vista de los derechos y la agenda señalada por Naciones Unidas para lograr el desarrollo sostenible (Agenda 2030), sino también la mejor forma de generar resiliencia frente a fenómenos como la pandemia de Covid-19, cuya naturaleza los hace potencialmente reiterativos, tal como ha sido señalado respecto a las denominadas enfermedades emergentes (Mehand et al., 2018).

Referencias

Cárdenas, R. (1999), “The epidemiological transition in Mexico: What the data on cause of death reveal”, Health and Mortality. Issues of Global Concern, Chamie, J y R.L. Cliquet (Eds.), United Nations and Population and Family Studies Centre, pp. 158-180.

Cárdenas, R. (2002),“Las causas de muerte en México”, La Población de México. Tendencias y Perspectivas Sociodemográficas hacia el Siglo XXI, Gómez de León, J. y C. Rabell (Eds.), Fondo de Cultura Económica y Consejo Nacional de Población, pp.109-144.

Consejo Nacional de Población (Conapo) (2018), Proyecciones de la Población de México y de las Entidades Federativas, 2016-2050, Consejo Nacional de Población. Disponible en: https://datos.gob.mx/busca/dataset/proyecciones-de-la-poblacion-de-mexico-y-de-las-entidades-federativas-2016-2050, consulta: 30 de julio de 2020.

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Dirección General de Epidemiología (dge) (2020), Sitio oficial COVID-19 México. Dirección General de Epidemiología. Gobierno de México. Disponible en: https://covid19.sinave.gob.mx/, consulta: 3 de agosto de 2020.

European Centre for Disease Prevention (ecdc) (2020), European Centre for Disease Prevention and Control Rapid Risk Assessment. Coronavirus diseases 2019 (COVID-19) in the EU/EEA and the UK-ninth update. 23 de Abril de 2020. Cuadro 2, pp. 10.

Mehand, M.S., F. Al-Shorbaji, P. Millett, B. Murgue (2018), “The WHO R&D Blueprint: 2018 review of emerging infectious diseases requiring urgent research and development efforts”, Antiviral Res, 159, pp. 63-67. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.antiviral.2018.09.009.

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United Nations (2020), World Population Prospects 2019. Departamento de Asuntos Económicos y Sociales. Population Dynamics. Population by age and sex (thousands). Disponible en: https://population.un.org/wpp/DataQuery/, última consulta: 5 de agosto de 2020.

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Rosario Cárdenas

Posgrado en Población y Salud, Universidad Autónoma Metropolitana, Sede Xochimilco | <a href="mailto:cardenas.rsr@gmail.com ">cardenas.rsr@gmail.com </a>