Reflexiones sobre el trabajo no remunerado. Antes, durante y después de la pandemia por Covid-19 en México

 

Resumen

La carga y composición del trabajo doméstico y de los cuidados que existía en los hogares antes de la epidemia se han incrementado debido al confinamiento, planteando retos para la reorganización familiar, pudiendo conformarse posibilidades para una mayor equidad de género al interior de los hogares, con miras a que se conforme una sociedad mejor durante y después de la pandemia.

Antes de la epidemia

El trabajo no remunerado (tnr), abarca el trabajo doméstico y los cuidados en beneficio de los miembros del hogar, lo mismo que las transferencias gratuitas de tales tareas hacia otros hogares (de adultos apoyando a hijas/os con niños pequeños, o a padres/madres de edades avanzadas), así como trabajo voluntario para la comunidad; en términos generales, se rige por una distribución según roles de género. Las encuestas de uso del tiempo han demostrado que son las mujeres quienes más tiempo dedican al tnr, sean o no activas en el mercado de trabajo. Los cuadros 1 y 2, a seguir, muestran la sobrecarga de trabajo femenino. El primero muestra la diferencia del tiempo dedicado por hombres y mujeres al tnr según parentesco, triplicando el de ellas en comparación con los hombres cuando son jefas, cónyuges, madres o nueras. En las otras categorías esa diferencia se duplica.

Cuadro 1. Horas promedio dedicadas al trabajo doméstico a la semana según parentesco y sexo

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (enut), 2014, Inegi.

El cuadro 2 ilustra que ellas absorben 79% del trabajo doméstico, la carga mayor la soportan las cónyuges con 44%, llevando a cabo, junto con las jefas e hijas, 73% del total.

Cuadro 2. Proporciones de hombres y mujeres en cada parentesco, y proporciones del tiempo que le dedican al trabajo doméstico en cada parentesco, según sexo; diferencia en tales proporciones

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (enut), 2014, Inegi.

El volumen y distribución del tiempo que dedican los miembros del hogar a las tareas varía según el tamaño y composición del hogar, por sexo, edad y estrato socioeconómico. La presencia de niños y de personas dependientes para su funcionalidad cotidiana incrementa la demanda del cuidado de manera importante. Las posibilidades de externalizar parte del tnr ocurre en estratos medios y altos, por la vía del trabajo doméstico remunerado o del uso de servicios institucionales (guarderías, asilos, casas de día), compras de productos alimenticios procesados, servicios de lavandería, etcétera. Los de escasos recursos pueden externalizar estos trabajos únicamente mediante la solidaridad de otros hogares y en una pequeña proporción en instituciones públicas.

Posibles cambios durante la pandemia1

Sin duda, la presencia de Covid-19 ha trastocado la vida cotidiana. El confinamiento ha provocado cambios en el volumen de tiempo dedicado al tnr; modificando su composición y, en algunos casos, su distribución.

Han surgido o se han intensificado algunas actividades en los hogares, como la limpieza a profundidad, la jardinería, las reparaciones menores, actividades de mantenimiento, el desecho de artículos de diverso tipo, mientras otras se recuperan:  las costuras o tejidos pendientes; se ordenan cosas abandonadas temporalmente,  “para cuando uno tuviera tiempo”; ha surgido el apoyo en teletrabajo para algún otro miembro del hogar, y el soporte a distancia vía medios electrónicos a parientes y amigos. Cuando hay niños, el apoyo escolar que se les brindaba cotidianamente se intensifica y transforma, lo mismo que la vigilancia de su atención si reciben educación a distancia, o la enseñanza directa siguiendo instrucciones de las escuelas.

Algunas actividades se modifican –a la baja o al alza– se dejan de preparar refrigerios para llevar a la escuela y al trabajo, aunque no dejan de demandarse meriendas, todo lo cual se convierte en continuos viajes a la cocina, seguidos del abandono de los utensilios en cualquier lugar, lo que implica trabajo adicional. Quizás se dedica menos tiempo al arreglo de la ropa por ser menor exigencia al ser innecesario salir de casa; los cambios pueden ser menos frecuentes; pero si se sale de casa aumenta el trabajo por la exigencia sanitaria.  Cabe señalar, pues, que comúnmente las encuestas de uso del tiempo probabilísticas sólo captan estas actividades de forma global. En condiciones de confinamiento, además del tiempo dedicado a actividades específicas, ellas cobran otro significado, quizás inadvertido, cuando se realizaban en condiciones previas. La necesidad de las encuestas probabilísticas de lograr una aproximación a la totalidad de actividades no puede lograrse técnicamente con todas las reglas del muestreo estadístico en el contexto de Covid-19. Es posible que para las personas sea más importante lo simbólico y como sustento anímico de la propia vida.

Las actividades previas a la pandemia han transformado también su intensidad y modalidad; cambiaron los ritmos por confinarse las personas en un mismo espacio; a quien generalmente prestaba el servicio (comúnmente las madres), se les considera siempre “disponibles”, trastocando el manejo de sus tiempos; por decir, si una madre realiza además teletrabajo, se verá interrumpida intermitentemente, lo que dificulta que pueda concentrarse. La “elasticidad” de su tiempo puede provocar jornadas agotadoras, además de que tienen que resolverse problemas técnicos, para lo cual ella no estaba preparada, pues contaba con el apoyo de los equipos especializados en su lugar de trabajo.

Gran parte del trabajo de cuidados no puede ya externalizarse (las guarderías y las casas de día no operan); al no consumir alimentos fuera del hogar se incrementa el tiempo de su preparación para consumo en la vivienda junto con las actividades relacionadas. En los estratos medios y altos, el trabajo doméstico remunerado que no es de planta se ha reducido; han aumentado las compras de materias primas para la preparación de alimentos y otros artículos para consumo en el hogar con entrega a domicilio, las hechas en centros comerciales son menos frecuentes y más voluminosas, y cuando el entorno urbano lo permite se realizan en el barrio; en todo caso, se agrega la tarea de desinfectar la compra y de almacenarla con cuidado evitando que se contamine. El manejo de los desechos se ha transformado igualmente por el cambio en la frecuencia del servicio de recolección de basura. Entre los estratos más desfavorecidos, se incrementa aquello que obliga a no salir de casa, como el hecho de ya no comer fuera; quizás se ve reducida la exigencia de cambio de ropa, que en muchos casos va acompañada de acarreo de agua. Lo que no cambia es que las compras se deben hacer día a día si no se dispone de un refrigerador. Si hay que acarrear agua es posible que se incremente el tiempo en filas para conseguirla porque hay que esperar a que cada persona termine su suministro para acercarse por razones sanitarias; otro cambio es la imposibilidad de desplazarse a mercados donde los productos puedan conseguirse más baratos.

La pregunta es si en situaciones de incremento de trabajo ocurren cambios en la distribución de las actividades cotidianas esenciales entre los miembros del hogar, o si todo el trabajo se sigue concentrando en las mismas personas que lo hacían antes, sin considerar el aumento en la carga de trabajo.

Desafortunadamente, el confinamiento ha hecho presentes situaciones negativas, como el incremento de la violencia intrafamiliar. Habría que evaluar si la sobrecarga de trabajo, sin cambios en su distribución, ocasiona tensiones o las exacerba. Además, se deben evaluar efectos como la vulnerabilidad mayor respecto a Covid-19 entre las amas de casa, los jubilados y pensionados que se encontraron en las estadísticas de la Secretaría de Salud (Hernández, 2020), y que en conjunto son responsables de 46% de las defunciones por Covid; es posible que se trate de quienes hacen las compras exponiéndose a contagios, o quizás consecuencia de su mayor concentración en edades avanzadas.

Posibles cambios después de la pandemia

Las dimensiones y consecuencias de esta pandemia son inéditas en los últimos 100 años. Su carácter universal, sin barreras geográficas y sociales, invita a reflexionar en el hecho de que los seres humanos somos una sola especie y podemos cambiar para ser mejores. Esto llevaría a que quienes antes no veían el trabajo doméstico y de cuidados lo compartan ahora o, mínimamente, lo valoren. Ciertamente, lograr cambios en la condición humana –dados los indignos comportamientos observados durante la pandemia-, que no sólo son poco solidarios sino aprovechan las circunstancias para beneficio económico propio, –como ocurre con la venta de material médico a sobreprecio, el acaparamiento de insumos, la inflación y la evidencia de que las empresas que han despedido al mayor número de trabajadores son las que tenían más de 250 empleados (Olivera y Olivera; 2020), justamente las que por su margen de ganancia podrían sostenerlos, máxime que el mayor número de despedidos son los que ganaban menos de dos salarios mínimos (amparados con la Reforma Laboral de 2012)–.

Reflexiones finales

La pandemia pudiera llegar a tener efectos positivos, aunque no todos resulten de la buena voluntad. En una entrevista hecha al analista político y consultor parlamentario español Abraham Mendieta, transmitida en Diálogos por la Democracia,  surgió la posibilidad de que con posterioridad a la pandemia, fuera posible mejorar el sistema de salud ampliando su cobertura a toda la población, lo que no ocurrirá porque quienes toman las decisiones en este terreno se vuelvan buenos y quieran que los pobres al enfermarse no se mueran por falta de atención médica, sino por la conciencia de que también los poderosos pueden ser contagiados por los pobres.

Asimismo, se puede volver a la “normalidad” previa, como si nada hubiera pasado, aunque quizás individualmente puedan cambiarse, en efecto, ciertas conductas como eliminar actividades y consumos prescindibles, aprovechar lecciones aprendidas como recurrir en mayor medida al teletrabajo con mayor preparación y organización de lo que pudo hacerse durante la pandemia, con las ventajas que ofrece para mejor uso del tiempo y la reducción de la contaminación por hacer menos desplazamientos en auto.  En fin, tomar conciencia de que finalmente somos miembros de una misma especie y que habitamos en un mismo planeta.

Notas

1 Las ideas expuestas no consideran al hogar como víctima de la epidemia; el hogar se trastoca cuando una enfermedad grave se presenta, y se hace necesario un acercamiento más de tipo cualitativo. Cabe señalar que lo expuesto aquí es de carácter especulativo con base en sondeos hechos a personas cercanas, que de ninguna manera son representativas de toda la sociedad; no puede decirse que haya rigor estadístico alguno, pues carecemos de cifras para realizar un análisis, además de que las condiciones de la epidemia imposibilitan realizar una encuesta probabilística. Sin embargo, las reflexiones expuestas se sustentan en la experiencia previa de la autora en el campo de estudio de este texto, incluyendo su participación en todos los procesos de levantamiento de grandes encuestas (conceptualización, diseño, trabajo de campo, procesamiento, análisis) a lo largo de cinco décadas.

Referencias

Hernández, H. (2020), “Mortalidad por COVID-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico”, Notas de Coyuntura del CRIM, 036.  crim-unam; mayo, 2020. Disponible en: https://web.crim.unam.mx/sites/default/files/2020-06/crim_036_hector-hernandez_mortalidad-por-covid-19_0.pdf.

Olivera, G. y F. Olivera (2020),“El Golpe de la Pandemia al Empleo Formal en México. Saldos preliminares”; Notas de Coyuntura del CRIM, 039; Crim-unam; junio 2020: http://doi.org/10.22201/crim.001r.2020.39.

Diálogos por la Democracia (2020), Entrevista a Abraham Mendieta en Diálogos por la Democracia, tv-unam conducido por John Ackerman, 26 de abril 2020. Disponible en:  https://tv.unam.mx/portfolio-item/dialogos-por-la-democracia-con-john-ackerman-y-abraham-mendieta/.

Imprimir/Descargar PDF
Mercedes Pedrero Nieto

Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias CRIM, Universidad Autónoma de México UNAM, | <a href="mailto:pedrero@crim.unam.mx ">pedrero@crim.unam.mx </a>