Matrimonios civiles y divorcios en México: una historia secular

 

 

Con base en las Estadísticas Vitales, el artículo aborda la evolución de los matrimonios desde finales del siglo xix, y la de los divorcios desde 1930. La amplitud del período destaca la institucionalización del matrimonio y el escaso nivel del divorcio, una situación que se revierte al llegar el nuevo siglo.

La Ley Orgánica del Matrimonio Civil fue promulgada en 1857, aunque es en 1859 cuando su texto se precisa para plasmar de mejor manera el carácter liberal y reformista que la inspiró; vale decir, la separación de los asuntos de la Iglesia y los del Estado. Esta Ley convierte al matrimonio celebrado ante las autoridades civiles como el único con validez legal. En cuanto al Registro Civil, su organización como tal toma tiempo, pudiéndose afirmar que fue hasta 1890 cuando las inscripciones se hicieron gratuitas, comenzando a registrarse de manera sistemática los nacimientos, matrimonios y defunciones, que la Iglesia católica había tomado a su cargo desde la institución de los Registros Parroquiales durante el Concilio de Trento (1545 y 1563).

Costumbres arraigadas por tres siglos de institucionalidad eclesiástica no eran fáciles de modificar. Así, aunque los matrimonios civiles pasaron a ser los únicos con validez legal, el matrimonio religioso no desapareció. De forma paulatina se fue construyendo una doble institucionalidad —eclesiástica y civil— que derivó en lo que hoy conocemos como matrimonios “civiles y religiosos”. Los matrimonios “solamente religiosos” no desaparecieron surgiendo los “matrimonios solamente civiles”. Esto es, la institución matrimonial regida por los cánones eclesiásticos se escindió al introducirse la institucionalidad civil, que poco a poco se implanta durante el siglo xx.

Cabe aclarar, sin embargo, que no todas las parejas conyugales se han ajustado al modelo matrimonial, inicialmente de la Iglesia y posteriormente del Estado laico. Una parte de ellas comienza su vida en común con un vínculo que no es válido legalmente; nos referimos a la unión libre y al matrimonio que es solo religioso, no obstante lo cual, gran parte de tales uniones solían legalizarse transcurrido cierto tiempo. En suma, hacia fines del siglo xix cobraron vigencia una gama de alternativas matrimoniales cuya variedad se extiende hasta el presente.

A medida que la secularización del matrimonio fue avanzando y las situaciones de concubinato se extendieron —en parte por la imposibilidad de separaciones legales— se impuso la necesidad de instaurar el divorcio vincular; o sea, una separación de cuerpos que otorgara a los cónyuges la posibilidad de volver a contraer nupcias. La Ley de Divorcio habría de promulgarse en 1917.

La faz demográfica de México se transformó durante el siglo xx con el descenso de la mortalidad y la regulación de su fecundidad (Primera transición demográfica, ptd). La esperanza de vida al nacer, como también la de las parejas, aumentó de manera significativa trayendo consigo una mayor exposición a tener más hijos —contrarrestada por el uso de anticonceptivos— y más interrupciones de uniones o desplazamientos (migraciones). Esta dinámica se acompañó con aumentos sustanciales en educación, en el uso de anticonceptivos, en mejores condiciones de salud y en el incremento de la incorporación de la mujer al mundo del trabajo. Todo lo anterior habría propiciado el tránsito entre una familia dominada por valores patriarcales, a una centrada cada vez más en los valores individuales; es en la realización personal que se aprecia muy concretamente el empoderamiento de la mujer. En el marco de este nuevo contexto social suceden los cambios que examinaremos.

El objetivo de este texto es analizar de manera comparativa las series históricas de matrimonios que abarcan más de un siglo, y las de los divorcios cuyo registro se remonta a 1930. Debe recordarse que durante el período revolucionario se interrumpieron muchas de las series estadísticas por no captación de los datos o, simplemente, por su desaparición. Realizar un comparativo histórico nos permite desentrañar las grandes tendencias, y muy especialmente revisar los procesos de institucionalización y posterior desinstitucionalización. Por otra parte, la información sobre los divorcios por duración de matrimonio nos acerca a las variaciones de calendario a través del tiempo.

Matrimonios y divorcios: tasas y cocientes

La publicación de las tasas de nupcialidad legal se inicia en 1893 (gráfica 1). Luego de un descenso pronunciado durante la época revolucionaria, en 1922 comienza un ascenso ininterrumpido hasta 1940, un incremento que resulta de la normalización de la vida cotidiana, la celebración de matrimonios postergados por la Revolución y la organización de campañas educativas incitando al registro de los hechos vitales y sancionando su incumplimiento. En este período, cuando el país está en plena organización institucional post revolucionaria, las tasas de nupcialidad se duplican de 3.7 a 7.8 por mil. A partir de 1940, alcanzan “su nivel de crucero” con tasas de alrededor de 7 por mil, que se sostienen con escasas oscilaciones hasta aproximadamente el año 2000, salvo por dos momentos: 1941, cuando supera los 8 por mil debido al adelanto de matrimonios y la legalización de uniones libres que provocó el reclutamiento de solteros cuando México se unió a las fuerzas aliadas de la II Guerra Mundial; otro episodio de alza coyuntural se produce entre 1971-1974, a raíz de la campaña gubernamental destinada a “regularizar” la situación de las parejas que no estaban casadas legalmente ni habían inscrito sus hijos en el Registro Civil. Fue en el 2000, al cabo de 60 años, que la vida marital institucionalizada comenzó a retroceder hasta situarse en 2016 en los mismos niveles de 1925, con tasas de 4.4 por mil. La disminución desde el inicio de la baja en 2000 y el año 2016, ha sido enorme: 37.1% menos matrimonios; esto es, tomó más tiempo adoptar el matrimonio civil que abandonar la costumbre de casarse.

Gráfica 1. Total de matrimonios y tasas de nupcialidad, México, 1893-2016

Notas: *para el periodo 1911-1921, estimación de los valores con base en una regresión lineal, basados en los datos del periodo 1983-1910.
** matrimonios de cualquier orden.
Fuentes: matrimonios para el periodo 1901-1950, Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 1938, Cuadro 26, p. 68; para los años 1946-1950, Cuadro 40, p. 124; para el periodo 1951-1994, Estadísticas de matrimonio y divorcios 1950-1992, Capítulo I, Cuadro 1. De 1995 a 2016, datos del Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, 2016.
Tasas de nupcialidad 1893-1990, Quilodrán, J. (2001), Un Siglo de Matrimonio en México, El Colegio de México, Cuadro 2.1, p. 100. De 1991 a 1993, cálculos propios basados en el Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos 2002, Cuadros 2.10 y 2.11. Del periodo 1994-2016 datos del Cuadro 4.4 en la página del Inegi: https://www.inegi.org.mx/temas/nupcialidad/

Cuando observamos las tasas de divorcio (gráfica 2), constatamos que su evolución ha sido lenta y sin grandes oscilaciones. De 1930 a 1940 se mantienen en menos de 0.2 por mil; entre 1941 y 1975 varían entre 0.2 y 0.3 por mil, para luego alcanzar 1 por mil en 2015. En realidad, hay una primera alza entre 1983 y 1992, y luego un alza ininterrumpida a partir de 1999 duplicándose entre este año y 2015. Pese a esta duplicación, los niveles de México siguen ubicándose por debajo de casi todos los países europeos y latinoamericanos que rondan, por lo general, el 2 por mil (dyb, 2012-2016).

Otro indicador de la intensidad del divorcio son los cocientes de divorcialidad, considerados como más sensibles de la propensión al divorcio que las simples tasas brutas (ver el Anexo en su versión electrónica). Sin embargo, su utilidad en momentos en que los matrimonios se reducen y los divorcios aumentan aceleradamente no parece la más adecuada porque produce una sobreestimación de la intensidad. Su cálculo está basado en referir los divorcios ocurridos en el año t a los matrimonios celebrados en el mismo año t. Sin embargo, estos divorcios provienen, en realidad, de cohortes de matrimonios anteriores que son, por definición, más abundantes dada su disminución progresiva. Si consideramos que la duración media de estos últimos es de 13.5 años (Inegi, 2016)1 podríamos suponer que los divorcios del año t derivan de la cohorte de matrimonios celebrados 13 años antes (t-13). Así, tendríamos que los divorcios de 2013 referidos a los matrimonios de 2000 resultan en un cociente más bajo que el calculado de manera tradicional: 153 en lugar de 186 por mil, lo que significaría que el cociente publicado en 2015 en las Estadísticas vitales sobreestimaría los niveles de divorcio en 21.6%.

Gráfica 2. Tasas brutas de divorcio y total de divorcios, México 1930-2015 (por mil)*

Notas: *se trata de las tasas sin los divorcios correspondientes al estado de Chihuahua entre los años 1932 y 1971 dada la sobreestimación que estos producían en los niveles nacionales.
** divorcios de cualquier orden.
Fuentes: periodo 1930-1995 Suárez, L. (2000), “El divorcio en México, 1926-1995: una visión demográfica”, El Colegio de México (Tesis de maestría), Cuadro III.I, III.4, págs. 70 y 82; para el periodo 1996-2015, Demographic Yearbook, años 1998, 2002-2005, 2009, 2010, 2012-2016, Cuadros 24 y 25, Departamento de Economía y Análisis de Información y Políticas Sociales, Nueva York.

Finalmente, la evolución de las tasas de divorcios por duración de matrimonio (gráfica 3) muestra que durante el primer año de matrimonio prácticamente nadie se divorcia, que la frecuencia crece un poco entre los 6 y 9 años de duración, pero sobre todo lo hace entre 1 y 5, y 10 años y más. Este orden no varía durante los 66 años de observación de que disponemos. Lo que es interesante es cómo, a partir de 1998-2000, cuando arranca el alza sostenida de los divorcios, cada duración de matrimonio evoluciona a distintas velocidades. Las tasas siguen el orden antes mencionado, con aumentos entre 2000 y 2015 de: menos de 1 año, 1.35%; 1-5 años, se duplica; 6-9 años, se multiplica 2.5 veces; y, 10 y más años lo hace 3.8 veces. Esto es, pasado el primer año de matrimonio la frecuencia del divorcio se multiplica entre 1 y 4 veces en 15 años. En cuanto al alza del divorcio observada con anterioridad entre 1983 y 1992, vemos que se repite en cada duración de matrimonio de 1 año en adelante, lo cual hace pensar que se trata de un hecho coyuntural, probablemente de carácter administrativo, porque en 1993 retoma la tendencia previa a 1983.2

Gráfica 3. Tasas de divorcio según duración del matrimonio. México, 1950-2016 (por mil)*

Notas: * en el año de 1961 no se publicaron las cifras de los divorcios por duración de matrimonio.
** divorcios de cualquier orden.
Fuentes: periodo 1930-1995 Suárez, L. (2000), “El divorcio en México, 1926-1995: una visión demográfica”, El Colegio de México (Tesis de maestría), Cuadro IV.3; para el periodo 1995 en adelante Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, Cuadro 2.14, 2016.

Este breve repaso ha confirmado que la institucionalización del matrimonio está retrocediendo. Y no es solamente que se esté secularizando en el sentido de que el matrimonio civil gane terreno sobre el civil y religioso, sino que la unión libre está ocupando el espacio que tuvieron a comienzos del siglo xx los matrimonios religiosos y luego el civil y civil y religioso. No obstante, las cifras de divorcios pueden ser falaces si queremos estimar la propensión real a la disolución con información de las Estadísticas vitales. En efecto, los niveles de disolución se triplican cuando se incorpora la separación de matrimonio y de uniones libres (Quilodrán, en elaboración). Esto significa que cuanto más aumente la unión libre menos abundante será el divorcio, y más alejadas estarán estas estadísticas de ofrecer información útil para estimar la disolución de las parejas conyugales. La práctica extendida de no convertir las separaciones de matrimonios en divorcios agrava el problema.

Por último, es interesante constatar que todos los cambios en los fenómenos analizados se desencadenan al finalizar el siglo xx: menos personas se casan y muchas más se divorcian, cualquiera que sea la duración del matrimonio. La ley relativa al divorcio voluntario, vigente en casi todas las entidades federativas desde 2008, ha debido contribuir a acentuar el alza registrada. Aun así, México sigue presentando tasas de divorcio en 2000 por debajo de países como Uruguay (2.04), Holanda (2.31) y Suecia (2.36) (dyb, 2012-2016).

Notas

1. Esta información fue verificada con la Dirección de Captación y Procesamiento de Registros Administrativos Sociodemográficos del Inegi.

2. El Inegi no pudo localizar información que explicara esta alza, que se prolongó durante 10 años y luego tuvo una caída abrupta. El único dato proporcionado fue que este incremento se dio en 60% de las entidades federativas más pobladas.

Referencias

Demographic Yearbook (dyb), (1998, 2002-2005, 2009, 2010, 2012-2016), Cuadro 24 de nupcialidad y cuadro 25 de divorcio. Nueva York: Departamento de Economía y Análisis de Información y Políticas Sociales, Naciones Unidas, N.Y.

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, (Inegi) (1994), Estadísticas de Matrimonios y Divorcios 1950-1992, México: Inegi.

_______ varios años, Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos, 1938, 1995, 2002, 2016. México: Inegi.

_______ (2016), “Estadísticas a propósito de”. México: Inegi. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/app/descarga/?ti=9

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, (Inegi) (2016), Estadísticas de Nupcialidad: Tasa bruta de nupcialidad 4.4” [base de datos en línea], México. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/temas/nupcialidad/ [última consulta: 9 de agosto 2018].

Quilodrán, J. (2001), Un siglo de matrimonio en México, México: El Colegio de México, A.C.

_______ (en elaboración), Disolución conyugal en México: divorcios y separaciones por tipo de primera unión.

Suárez López, L. (2000), El divorcio en México, 1926-1935: una visión demográfica, El Colegio de México (Tesis de maestría), El Colegio de México, A.C., Ciudad de México.

Imprimir/Descargar PDF
Julieta Quilodrán

El Colegio de México A.C. | <a href="mailto: jquilo@colmex.mx ">jquilo@colmex.mx</a>