Los jóvenes en el censo 2020, ¿Cuántos y Quiénes son?

 

 

 

RESUMEN

El Censo 2020 muestra que México está dejando de ser un país joven y que ha avanzado en términos de la educación, aunque no el ámbito laboral. Las cifras resaltan que las brechas entre hombres y mujeres deben reducirse todavía.

Según cifras del Censo de Población y Vivienda 2020, son 31,221,786 los jóvenes que tienen entre 15 y 29 años;1 se trata del 24.8% de la población total. Sea en cifras relativas o absolutas, el número es menor –en alrededor de un millón– al compararse con 2010. Hoy en 2021, la edad mediana en el país es de 29 años, tres más que hace una década –pasó de 26 en 2010 y de 22 en 2000, según el Inegi (2013)–. México está dejando de ser un país de jóvenes y el multicitado bono demográfico ya no representa una promesa de cambio y prosperidad.

Pero más allá de dar cuenta de este descenso –un hecho irreversible dada la inercia demográfica–, la intención de este texto es mostrar cómo se conforma el grupo juvenil según las cifras del Censo de Población y Vivienda 2020.

A nivel nacional, los jóvenes representan la cuarta parte de la población, con porcentajes cambiantes según las entidades federativas. El estado que concentra la mayor proporción de jóvenes es Quintana Roo (26.7%); de ellos, sin embargo, 16.5% no vivía en esa entidad hace cinco años, proviniendo en ese entonces, principalmente, de Tabasco, Veracruz y Yucatán, lo que lleva a suponer que la alta concentración de jóvenes que residen en Quintana Roo obedece a un proceso migratorio, muy seguramente por cuestiones laborales. En el otro extremo está la Ciudad de México, que concentra el menor porcentaje: 22.9%.

El Censo 2020 indaga sobre la auto-adscripción; esto es, reconocerse como indígena o afrodescendiente; 19 de cada 100 jóvenes se identifican como indígenas, y dos de cada 100 como afrodescendientes. Los estados que concentran a más juventud indígena son: Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo y Puebla. Con menor presencia están los jóvenes que se auto-describen como afrodescendientes, ubicados principalmente en Guerrero.

La edad es un elemento que marca diferencias entre los jóvenes, que puede frenarlos o darles oportunidad de asumir algunas obligaciones; de ahí la necesidad de revisar los rangos de edad. A continuación, ofrecemos la información en tres grupos mostrando, para cada uno, algunas características demográficas y luego su presencia en dos áreas sustantivas que casi por definición contienen a la juventud: la educativa y la laboral. La primera resulta relevante porque son numerosos quienes están todavía en etapa formativa; la segunda se considera porque es en este periodo cuando ocurre mayormente el ingreso a la actividad laboral; mucho de lo que sucede en esta etapa conforma las bases para logros posteriores.

Jóvenes de 15 a 19 años. Al igual que en censos anteriores, son los más numerosos; entre ellos y ellas no se constatan diferencias importantes en su magnitud. En relación con su parentesco con el/la jefe/a del hogar –una variable que permite constatar el rol de la/el joven en su seno familiar—, este grupo se concentra en hijos/as o nietos/as. La situación conyugal, al formar parte del ciclo de vida, es también sensible a la edad: los jóvenes de 15 a 19 son mayormente solteros –menos de 10% está unido2 mientras las uniones se concentran en las mujeres. Escasamente 10% de entre ellas ha parido un hijo (cuadro 1).

Cuadro 1. Población de 15 a 29 años por grupo de edad y sexo, según distintas características sociodemográficas. Censo de Población y Vivienda, México 2020

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2020, Inegi, en línea.

En cuanto a escolaridad (cuadro 2), casi todas/os asisten a la escuela (poco más ellas que ellos), concentrándose mayormente en la secundaria y la preparatoria. Prácticamente todas/os han estado adscritas/os al sistema educativo.

Cuadro 2. México. Población de 15 a 29 años, por grupo de edad y sexo, según características escolares, tasa de actividad y condición de actividad (activa o inactiva), 2020

Fuente: Censo de Población y Vivienda 2020, Inegi, en línea.

En el terreno laboral, este grupo es el que menos participa, un hecho atribuible en gran medida a la edad; pero también a la posibilidad de encontrar un trabajo o mantenerse en él. Del total de quienes se reportaron como activos/as, casi nueve de cada 100 hombres y seis de cada 100 mujeres respondieron que estaban buscando un trabajo. Si bien estas cifras no son alentadoras, sí debe mencionarse que disminuyeron al cabo de diez años (eran de 11.2 y 8.1, respectivamente). La tasa de actividad, en cambio, aumentó con el tiempo: la de los hombres en 41.2% en 2010, a 44.1% en 2020; la de las mujeres pasó de 16.3% a 25.5%. En cuanto a inactividad, resalta, por una parte, que la mayoría son estudiantes; pero también que a esta temprana edad las mujeres tienen cargas de trabajo doméstico mucho más altas que los varones del mismo grupo, que no son económicamente activos (cuadro 2).

Jóvenes de 20 a 24 años. Su volumen es ligeramente menor al anterior; tampoco muestran diferencias contundentes entre los sexos (ver cuadro 1). Aquí también son, en su mayoría (poco más de la mitad), hija/o o nieta/o; queda en evidencia la presencia de jefes de hogar y/o esposas, una cifra que alcanza, para los varones, a casi 17% y para ellas 25%. Debido al ciclo de vida en que se encuentran, 42 de cada 100 de las mujeres han tenido al menos un hijo.

En cuanto a escolaridad, asisten menos a la escuela que el grupo de 15 a 19 años, pero alcanzan niveles superiores: casi la tercera parte (y más ellas que ellos) han cursado estudios de licenciatura e incluso posgrado. Pero en contraparte 1% nunca ha asistido a la escuela.

En el campo laboral, tal y como sucede entre la población adulta, la participación es diferencial entre ellos y ellas: la tasa de actividad es de 77.9% y 51.8%, respectivamente. Ellas tuvieron un incremento de 15 puntos respecto al censo anterior, mientras los varones permanecieron inalterados. En cuanto a la condición de actividad, la mayoría está ocupada/o, pero alrededor de 6% está en la búsqueda de un empleo; esta situación afecta más a los varones. Con respecto a la condición de inactividad, las diferencias por género son abismales: las tareas de los varones que no trabajan se concentran en seguir estudiando; las de las jóvenes de 20 a 24 son llevar a cabo tareas domésticas-3 (cuadro 2).

Jóvenes de 25 a 29 años. Son los de menor tamaño, y contrario a los dos anteriores, existe una diferencia de tres puntos porcentuales entre varones y mujeres, a favor de ellas. Según el parentesco, pocos siguen siendo hijas/os o nietas/os: se evidencia que conforme aumenta la edad lo hacen también las uniones y las separaciones. Sobresalen las/os unidas/os, siendo preferencial la unión libre vs otras uniones religiosas o civiles;4 además, llama la atención la presencia de jóvenes jefas de hogar (11.3%). En cuanto a separaciones y divorcios, las cifras de mujeres duplican las de los varones (8.4% y 3.9%, respectivamente). El 60% de las jóvenes ha tenido cuando menos un hijo (cuadro 1).

En cuanto a asistir a la escuela, casi ninguno lo hace ya; poco más de la mitad estudió más allá de la secundaria; pero más de uno por ciento nunca fue a la escuela. En cuanto al trabajo, de todo el universo juvenil aquí mostrado este grupo presenta las tasas más altas de participación; también queda de manifiesto una mayor presencia masculina en el trabajo al compararse con la de mujeres. De manera similar a los grupos anteriores, en diez años las mujeres jóvenes incrementaron su presencia en el mercado; en este caso en más de 16 puntos porcentuales. Los hombres permanecieron prácticamente sin cambios. La cifra de los de 25 a 29 años que buscan trabajo es menor con relación a la de los más jóvenes; disminuyó también poco menos de un punto porcentual con respecto al Censo 2010.

Finalmente, en cuanto a condición de inactividad, las cifras de 2020 muestran nuevamente profundas diferencias. Ser estudiante es la actividad que pueden desarrollar los varones que no son económicamente activos; mientras tanto, 85% de ellas, en caso de no trabajar en el mercado remunerado, se dedican a las tareas domésticas de su hogar, actividad que sólo desarrolla 11% de los varones de 25 a 29 años (cuadro 2).

Conclusiones

En términos generales, las cifras del Censo 2020permiten observar algunos cambios ocurridos entre la población joven; por ejemplo: el sistema educativo ha logrado integrar a más población; todos los jóvenes de menor edad (entre 15 y 19 años) se han beneficiado del sistema educativo mexicano. Si bien no es posible hablar aquí de temas de calidad, sí lo es en cuanto a la cobertura, que ha sido prácticamente resuelta para las nuevas generaciones. Otro punto que destaca es el tipo de unión: como se había señalado, los matrimonios religiosos o civiles ya no son una opción en el presente, pues gran parte de la juventud actual prefiere la unión libre. Es importante resaltar, asimismo, el incremento en las tasas de participación de las mujeres jóvenes, quienes de 2010 a 2020 aumentaron de manera notable su presencia en el mercado de trabajo.

Con todo, debe destacarse que en las tareas que se realizan al interior de los hogares los patrones no han sufrido cambios. Los hombres jóvenes participan poco en el trabajo doméstico constatándose, al correr el tiempo, su carácter de estudiantes (aunque con la edad disminuya su presencia en la escuela); mientras tanto, las jóvenes, cuando informan que no participan en el trabajo remunerado, están dedicadas fundamentalmente a las tareas domésticas, en mayor medida las unidas; pero también muchas solteras. Son numerosas las mujeres jóvenes que en 2020 asumían fuertes cargas de trabajo doméstico en el seno de sus hogares, una situación similar a la que existía diez años antes y a lo que les ocurre a las mujeres adultas.

Notas

1 Para el Instituto Mexicano de la Juventud el grupo juvenil está entre los 12 y los 29 años; UNICEF considera a quienes tienen entre 15 y 24 años. En este documento lo establecemos entre los 15 y 29 años.

2 Las uniones del grupo de 15 a 19 años ocurrieron principalmente en Chiapas, Guerrero, Michoacán y Tabasco.

3 Al hacer un cruce con la situación conyugal se observa que las unidas no son las únicas que viven esta situación.

4 Este hecho es muy evidente en los tres grupos de edad. Años atrás, Quilodrán (2010) había señalado el descenso paulatino que estaba ocurriendo en cuanto a los matrimonios civiles y religiosos.

Referencias

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, (Inegi) (2013), Perfil sociodemográfico. Estados Unidos Mexicanos. Censo de Población y Vivienda 2010, Instituto Nacional de Estadística y Geografía, México.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, (Inegi) (2010), Censo de Población y Vivienda 2010, Inegi en línea. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2010/

Instituto Nacional de Estadística y Geografía, (Inegi)(2020), Censo de Población y Vivienda, 2020, Inegi en línea, disponible en: https://inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/

Quilodrán, J.  (2010), “Hacia un nuevo modelo de nupcialidad”, en García, B.  y M. Ordorica, Población. Los grandes problemas de México. El Colegio de México, México, pp. 174-212.

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Emma Liliana Navarrete López

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